Ataques de los alemanes a los barcos mexicanos.
Ataques de los alemanes a los barcos mexicanos.
El día que Alemania atacó a México en la Segunda Guerra Mundial
La noche del 13 de mayo de 1942, el buque petrolero Potrero del Llano,
de bandera mexicana, fue blanco de un ataque desde un submarino nazi mientras
navegaba frente a las costas de Florida. El fuego alemán logró su objetivo; el
buque se hundió en las profundidades marinas y se reportaron las lamentables
bajas de cinco marinos.
Al día siguiente, la noticia estremeció al país. Los periódicos
capitalinos y regionales recogieron con puntual atención el hecho que cambiaría
la aparente neutralidad de México en el escenario de la II guerra mundial.
El gobierno mexicano, encabezado por el general Manuel Ávila Camacho,
reaccionó de inmediato. Envió una enérgica protesta a las naciones del Eje
(Berlín-Roma-Tokio) a través de la diplomacia sueca, pues semanas antes había
roto relaciones con esos países. El ultimátum exigía que se reparara la
agresión y de no hacerlo, se tomarían las acciones pertinentes. El plazo fue el
21 de ese mismo mayo.
Pronto los apoyos de diversos segmentos sociales se manifestaron en
demanda de una declaración de guerra. La izquierda oficial, en voz de Vicente
Lombardo Toledano, argumentó que el país no podía mantenerse al margen de la
lucha armada. Esa posición fue secundada por sindicatos, partidos políticos,
líderes camerales y secretarios de Estado.
El presidente Ávila Camacho dirige un mensaje a la nación donde expone
los cambios de la política exterior, dada la coyuntura internacional: “la
contribución mexicana se daría en el terreno económico; la batalla en el frente
de la producción”. Ese 1942 fue declarado El Año del Esfuerzo.
Desde marzo de 1942 los nazis habían advertido a las embarcaciones de
bandera mexicana que cesaran el envío de petróleo mexicano a Estados Unidos,
bajo la falsa premisa de que México era neutral. Además, los buques que
utilizaba México para comerciar petróleo habían sido incautados a los alemanes
una vez iniciadas las hostilidades.
Así que con el hundimiento del Potero del Llano aparecía una situación
inédita en el equilibro de las fuerzas políticas y sociales, tanto en el
interior del país como hacia el plano internacional. Por un lado, se advertía
la presión estadounidense para buscar aliados en su proyecto armado e,
internamente, una opinión pública que mostraba serias reservas a involucrarse
en la aventura bélica.
El gobierno vio fructificar sus esfuerzos durante esa coyuntura mundial
para ganar una batalla diplomática que mantuvo al país fuera de las
pretensiones estadounidenses y de los horrores de la guerra. Respecto de la
participación mexicana en el frente de batalla, ésta le correspondió al
Escuadrón 201, 300 hombres que entraron en combate casi tres años después, en
marzo de 1945.
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